sábado, 16 de marzo de 2013

Versos que recuerdan, recuerdos que imaginan...




   Tú y yo estábamos abrazadas, ¿recuerdas? En la cama, juntas, y mi cabeza estaba posada sobre tu pecho, admirando el dulce masaje que me ofrecían tus manos acariciando mi pelo.
   Hablábamos poco. Cada cierto tiempo agachabas la cabeza para acercarte a mis labios y besarme, entonces yo te acariciaba las mejillas... Después de cada beso, podía observar, incluso con los ojos cerrados, cómo tu rostro me regalaba una de tus sonrisas, aquellas tan dulces que interpretaba como una flor en plena primavera, ardiente y bella... Mis ojos se inundaban de alegría cuando tus mofletes se enrojecían y la calidez de todo tu cuerpo se concentraba sólo en ellos...
   Extraño esos momentos, porque parecía viajar con el viento, siguiendo suavemente la brisa que me transportaba a tu cama, y podía estar a tu lado, sólo mirándote a los ojos, sólo soñando contigo...
   Porque por cada te quiero que me decías, preciosa, mi vello conseguía despertarse de mi piel y el corazón me latía tan veloz que el frío desaparecía de mi cuerpo... Entonces sólo quedábamos tú y yo en la habitación...




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