jueves, 27 de diciembre de 2012

La despedida.

   Aquel día estaba muy cansada, así que decidí  no cenar e irme directamente a dormir. Al caminar, los pies me pesaban, y sentía un dolor punzante en la espalda, casi tan doloroso como el de una cuchillada.
   Llegué a mi habitación y me miré en el espejo, aterrorizada. Mis ojos estaban hinchados, tenía unas ojeras muy profundas y mi rostro estaba casi tan pálido como el blanco de la leche. Luego me acostumbré a verme así, ya que pensé que era normal, pues la pesadez que llevaba encima era muy incómoda.
   Me desnudé y me acosté en la cama en ropa interior, tapada con la manta hasta el cuello. Cerré los ojos y dejé que el tiempo corriese.

   Pasaron unas horas, y de repente desperté en seco. Oí unos ruidos al fondo del pasillo, en la entrada, como si alguien hubiese abierto la puerta. Miré el reloj. Eran las 03:00. Un pensamiento invadió mi mente: <<¿No me había dicho mi madre, hacía ya un tiempo, que las tres de la madrugada era la hora del diablo?>> Al principio me quedé paralizada, pero luego solté una pequeña risa. <<Esto es de tontos, debe ser mi imaginación.>>, pensé.
   Pero el ruido volvió a sonar, incluso antes de que yo pudiese volver a taparme por completo. Entonces salí de la cama, con curiosidad de saber qué podía ser lo que andaba rondado por ahí. Cogí el bate de béisbol que tenía mi hermano en su habitación, y mientras caminaba un escalofrío se apoderaba de mi cuerpo.

   Bajé las escaleras y llegué hasta la entrada, pero no había nadie. Estaba todo tal y como yo lo había dejado horas atrás. Volví a mi cama, relajada y a la vez decepcionada conmigo misma.
   Pero, al llegar a las escaleras, me fijé en que uno de los escalones más altos, había un rastro de sangre. No lo pensé dos veces: Mi madre.
   Subí corriendo las escaleras, manchándome así la ropa de aquella sangre, sangre que pude notar fría.
   Llegué a la habitación de mi madre, y lo primero que vi en la entrada fue la silueta de lo que parecía ser un hombre. Asustada, agarré el bate con fuerza, dispuesta a golpearle; pero antes de que pudiese acercarme a él, levantó una mano y el bate salió disparado hacia el otro lado de la habitación.
   Logré ver mejor a aquel hombre y me di cuenta de que llevaba una máscara puesta, hecha de trapo. Acostumbrada ya a la oscuridad, aproveché para fijarme en si mi madre seguía ahí, en la cama. Y así fue. Dormía plácidamente. Como si no se hubiese dado cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor. Pero, entonces, ¿de quién era aquella sangre?
   Me toqué el abdomen y estaba totalmente empapado. En ese instante me pude percatar de una cosa: El charco de sangre que había en la escalera, era mío. Lo había manchado yo.
   Miré a aquel hombre, que me sonrió con malicia y se esfumó. De repente caí al suelo, y sin darme cuenta apenas del golpe, noté cómo mi cuerpo desaparecía lentamente.
   Entonces mi madre se levantó de la cama y salió al pasillo. ¿Qué le pasaba? Yo estaba ahí, tendida en el piso, desangrándome y desapareciendo, y ella pasaba de largo como si no me estuviese viendo.

   Poco a poco me fijé en cómo una sonrisa perturbadora y siniestra se acercaba a mí. Una luz cegadora me dejó completamente fría, y, en ese mismo instante, mi alma desapareció.



 

  ''Aquel día estaba muy cansada, así que decidí no cenar e irme directamente a dormir. Al caminar, los pies me pesaban, y sentía un dolor punzante en la espalda, casi tan doloroso como el de una cuchillada.''

domingo, 23 de diciembre de 2012

Estoy llena de odio.


Hoy me he llenado de rabia y odio hacia todo lo que me rodea, la gente con la que vivo y estoy, cómo  desaprovecho mi vida haciendo estupideces de adolescente y malgastando todas mis virtudes por ser esclava de un sistema.
   No me refiero a que no me guste mi familia ni mis amigos, -es más, creo que ambos grupos son lo mejor que tengo- sino al sitio en dónde me ubico y con quién. Sólo hace falta analizar un poco en qué nos estamos convirtiendo y por culpa de qué o quién. -Principalmente de quién.-
   Ahora mismo ando escribiendo esto aquí porque si lo llego a decir en frente del presidente, llamaría a los policías y me echarían a patadas. Incluso sin estar delante de él; una ya no puede asistir a manifestaciones sin miedo de que le den un porrazo.
  ¿De verdad es necesario todo esto? Mientras nos engañan para que consumamos, los de arriba se quedan forrados de dinero. DINERO. ¿Es tan importante? Estamos siendo utilizados por una clase de gente a la que ni siquiera les importamos.
  Aunque creo que eso ya lo sabemos todos, ¿o no? No hacemos más que quejarnos, pero curiosamente a la vez que nos quejamos, seguimos siendo esclavos del sistema. Sin intentar nada. Estamos pidiendo derechos desde el sofá, sin movernos siquiera. Creemos que tenemos menos poder del que de verdad poseemos. ¿Y sabéis por qué? Porque los de arriba, los que están ahí en sus yates, nos han hecho creerlo así. Pero, ¿por qué no abrimos los ojos? Nosotros valemos más que ellos, el pueblo puede con el presidente, se supone que esto era una democracia, ¡una maldita democracia! Si no fuese por nosotros ellos no estarían ahí arriba, podemos pararlo cuando queramos, pero no queremos porque creemos que no podemos. Somos capaces de bajarlos de ahí sólo con alzar la voz. Sí, es cierto que las últimas manifestaciones no han valido de mucho, -sólo para ver en las noticias a niños con moratones y gente quejándose de que los policías les han dado con la porra- pero podemos hacer más que esas manifestaciones, podemos ganar sin recurrir a la violencia, podemos reírnos de sus caras, podemos dejar de ser utilizados, podemos hacer que ellos caigan en la ruina, no sólo con alzar el puño y la voz, sino con dejar de consumir tanto, dejar de engañarnos, tener un poco más de cabeza y pensar más acerca de lo que nos estamos convirtiendo. Cada uno con sus estrategias, con sus técnicas. Si lo intentamos todos, podremos con ellos. La unión hace la fueza.
  Y esto ya es algo más personal: Miradme, soy una niña de 13 años que escribe esto desde su casa. Y lo escribe para un blog. Mis padres me pagan mis necesidades y algunos de mis caprichos, ¿por qué me agobio por esto? ¿Por qué soy yo la que se molesta si me cubren sin tener que hacer yo nada?
  Pues porque mis padres sufren, mi hermano sufre, la gente que conozco sufre. Y yo con sólo ver cómo será mi futuro, también sufro. Mi padre cobra una pensión bastante baja y mi madre está trabajando muchísimo. A mi hermano hubo una época en la que no le cobraron durante X tiempo. Es difícil cubrir algunos gastos y no hago más que oír como todo el mundo se queja. Miro mis notas y, no, no están mal, ni tampoco geniales, pero aunque estuviesen perfectas, sigo sin tener la suficiente esperanza de que llegaré a ser algo en la vida. Posiblemente el dinero no me llegue para pagarme una universidad y poder ser periodista, estudiar literatura y fotografía. ¿Y si no me llega, qué? A lo mejor me dan una beca, pero cada vez se reducen más. A este paso dormiremos todos en cajas de cartón.
  Y hay gente con una situación peor que la mía. Claro que la hay, muchísimo peor. Gente que no puede ni comer como debería, gente que busca en la basura cualquier cosa que le sirva de algo, gente que duerme en cajas de cartones, gente que espera horas en la cola del paro, gente explotada para ganar un salario de mierda -y perdonad la vulgar expresión, pero es así.-
  ¡Pero puedo pararlo! Tú, yo, y todos. ¿Por qué no lo hacemos? Necesitamos a más personas, sólo gente que sea consciente de todo, si nos unimos valemos más que esa gentecilla que mintió y nos utiliza.
  Sólo se necesitan esperanzas.
  Dame la mano, y luchando podremos vencerlos. 

sábado, 22 de diciembre de 2012

Los malos recuerdos.

     Hay recuerdos que a veces aparecen en tu mente, con el único objetivo de venir y destrozarte. Pero entonces, dentro de unos minutos, -o unas horas- te das cuenta de que realmente esos recuerdos te sirven para percatarte de que, al fin y al cabo, son recuerdos, cosas pasadas, que ya ocurrieron, que superaste, y que ayudaron a mejorar tu autoestima y tu fuerza de voluntad.


    Nada mejor que los malos recuerdos, ¿verdad?




¡De vuelta!

Bueno, en primer lugar; pedir disculpas a mis lectores por esta corta ausencia.
Vengo a anunciaros que ya estoy aquí, con muchas ganas de escribir, y muchísimas reflexiones o relatos que compartir. Mediante pasaba el tiempo sin escribir en el blog, he recurrido a una pequeña libreta donde he escrito todos mis pensamientos y todas mis memorias. Tengo bastantes, y claramente no los publicaré todos en un día, me tomaré mi tiempo. Posiblemente cada un día o cada dos escriba una entrada. Por ahora publicaré una nueva titulada: ''Los malos recuerdos''. Sólo espero que la disfrutéis.
Y, cómo no, gracias a todos por leerme.

       PD: He estado escribiendo una pequeña novela que por ahora no os desvelaré más que el prólogo de tal. Es una sorpresa, que hasta que no la termine de escribir, no sacaré a la luz. Dentro de unos días veréis el comienzo de ella, os lo dejaré para que os podáis hacer una idea. 


domingo, 2 de diciembre de 2012

Ausencia.

Perdonad chicos, pero me debo ausentar durante un tiempo. Hasta febrero o así no volveré a escribir otro relato nuevo. Para compensar la falta de constancia, os traeré el prólogo o los primeros capítulos de una novela que ando escribiendo desde los últimos días. Un beso y muchas gracias por seguir leyendo mi blog con la misma atención que el primer día.